SANGRE, SUDOR Y ESPUELAS

El western nunca fue un genero prodigado por estos lares, hasta que llegó Rockstar con su Red Dead Revolver, e impregnó a nuestras PS2 y Xbox de polvo e hizo volar sombreros y casquillos "a go go".

Anteriormente forjado por Capcom, Red Dead Revolver (precuela del título que nos ocupa), cayó en manos de la todopoderosa compañia responsable de la saga GTA, y aunque no cumplia las premisas del Sandbox por exceléncia, sí presentaba una jugabilidad a prueba de bombas, y un apartado gráfico más que sólido. Llegando a ser un título de peso, en el ya curtido catálogo de las 128 bits.
Habiendo retrocedido a los orígenes de la saga. Red Dead Redemption rompe con lo establecido por su antecesor, y se adentra en el género Sandbox, presentándonos a nuevos personajes que, lejos de parecer planos, gozan de sentimientos y carisma a raudales. Dicho Staff, encabezado por el ex-forajido John Marston, representa a la perfección la cotidianidad del Oeste Americano, cuyos peligros aguardan en cualquier esquina.

Su estilo gráfico no puede ser más acertado, dónde la tonalidad y el aire añejo de éste, logran una ambientación casi perfecta. Mención especial, merecen los modelados de las diferentes localizaciones, personajes y demás alimañas; llegando a rozar lo exquisito, en ocasiones.

La banda sonora del disco es más que correcta, con tonadillas típicas de las películas de John Wayne y compañía. A destacar, el par de temas vocales, los cuales tocarán la fibra sensible del más pintado.

En definitiva, sin ser amante del género Sandbox, el título de Rockstar mantiene la intensidad en todo momento, y la belleza de los parajes representados en él, imprimen una sensación de viveza a la história, y logran la implicación total del jugador.

Por todo lo anterior, y por su duración más que aceptable, hacen que la propuesta de Red Dead Redemption, sea toda una experiencia.

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